MUJERES CON CRISTINA-RED MENDOZA-
miércoles, 23 de febrero de 2011
" MUJERES DE PALABRAS" por AM 960 Radio Nacional
Es algo que esperábamos desde hace tiempo,nuestro programa de radio, y se dio.
Junto a Julio Rudman, tenemos nuestro espacio en su programa de Radio Nacional, todos los miércoles de 17 a 18 hs.
Te esperamos para compartir ideas, debatir y hasta reírnos de nosotras mismas.
Podés comunicarte por facebook, buscanos por Red Mujeres Con Cristina.
sábado, 19 de febrero de 2011
domingo, 16 de enero de 2011
Apareció el Liceo Espejo en testimonios de ex detenidos
Alberto Atienza
El Liceo Militar General Espejo salió de las sombras. Habilitado como centro de detención el 24 de marzo de 1976 nunca se habló de ese lugar. Era como si no hubiera existido. Acaso por ser más liviano en el tratamiento a los presos ilegales que contenía, algunos calculan una cifra cercana a los 200 hombres de los más disímiles oficios y profesiones.
En los tribunales federales de Mendoza, de triste fama durante el proceso por ser funcionales a la dictadura genocida, se abrió un expediente en el que figuran declaraciones de algunos hombres que permanecieron encerrados en ese centro de enseñanza, que nunca dejó de funcionar como tal. A pocos metros de distancia estaban los cadetes de los “subversivos” Entre estos últimos se encontraban periodistas, en cautiverio por el único pecado de trabajar en los medios, gauchos traídos de fincas, un vendedor ambulante de huevos, políticos, concejales, gremialistas, en la jerga popular, una “carretalada de perejiles” Y estaba también acaso quien más sufrió por las injusticias que cayeron sobre él, Antonio Di Benedetto, luego derivado en un viaje con torturas y vejámenes a una cárcel en La Plata.
Acaso no sea yo, el autor de la nota, el más indicado para recordar al liceo. Padezco de pérdidas de memoria. Recuerdo cosas horribles, como cuando se abrió una puerta vieja, desvencijada, entraron varios uniformados trayendo a la rastra a un hombre joven, con el rostro deformado por los golpes que le habían propinado. No podía hablar, por la hinchazón de sus labios, ni tomar el agua que le ofrecíamos. Casi no se le veían los ojos muy en el fondo de su cara hinchada y de color morado, un solo gran hematoma. No se tenía en pie, lo sosteníamos. Nunca supe cómo se llamaba. Si vive o lo asesinaron. Si sobrevivió a esa paliza infernal de la que fue víctima. Se lo llevaron los mismos uniformados que lo trajeron. Para mí eso ocurrió en el Liceo. Otros testigos, Alberto Martínez Baca dice que fue en el Octavo Batallón, lugar en el que no recuerdo haber estado.
No solo yo padezco de esas lagunas. Ventura Pérez, hombre probo, secretario general del Sindicato de Prensa al que los militares entraron antes del golpe bajando la puerta con proyectiles de bazooka y llevándose para siempre todas las máquinas de escribir y las fichas con datos de los afiliados, el querido Ventura no recuerda a “Cebroide”.
En ese año nació en el zoológico mendocino un raro engendro hijo de una cebra y un burro. Muy feo el bicho. Raro. Rayas hasta la mitad del cuerpo, de atrás hacia adelante (cebra) y el resto, burro, idéntico al padre: hocicudo y fulero. Vivió poco pero aparecía a cada rato en diarios y TV. Así fue bautizado un hombre joven que llegó al Liceo insultando a los militares. Un rebelde absoluto. Desconocido. Cada vez que ingresaba de recorrida un uniformado de alta graduación con sus escoltas armadas, “Cebroide” lo increpaba duramente y le preguntaba “¿Por qué estoy yo acá? Decímelo vos. ¿Que se creen, que van a hacer conmigo lo que se les dé la gana? No señor. Dale, hablá?” No le respondían y, oh milagro, tampoco lo mataban. Los demás, aterrorizados por las reacciones que podía desatar “Cebroide” lo justificábamos diciendo “es un loco” Alguien dijo acaso la verdad: “Es un valiente, expresa lo que todos pensamos y nos quedamos callados. Es un valiente y nosotros unos cagones”
Ventura no recordaba al “Cebroide”. Uno de los más memoriosos de esos días, Alberto Martínez Baca, un pibe en el 74, sostiene “Cebroide entró al Octavo, nunca estuvo en el Liceo”. Un día no lo vimos más. En los años transcurridos de sus interpelaciones a cuanto oficial veía, muchos, nunca lo encontré por la calle. Dios quiera que estés vivo hermano “Cebroide” con tu enorme valor. Ventura lo archivó fuera de su memoria. No se sabe por qué.
Hay cientos de historias ocurridas en ese lugar de detención, verdaderamente “light” en su comparación con otros. Funcionó como lugar de paso. De ahí algunos salieron libres y otros fueron derivados a penales nacionales. Sería interesante saber qué aportan con sus declaraciones quienes figuran en ese nuevo expediente que se está formando. Hubo traslados a sitios donde éramos sometidos a interrogatorios que tenían todas las características de un preámbulo de fusilamiento: manos atadas detrás de la espalda, vendaje sobre los ojos y, encima una capucha. Luego venía un largo viaje caminando que uno suponía concluía en un paredón y con los proyectiles de FAL, armas que portaban los soldados que se llevaban a uno, surcándonos el pecho.
Algunos muchachos se negaban a comer y a levantarse. Había que animarlos. Otro orinó sangre tres días y sus noches por unos golpes recibidos en el momento de su detención. No faltaba el que pensaba que la liberación era inmediata, “No hemos hecho nada” aseveraban. Y los días se les hicieron cada vez más largos y duros.
Hoy la alegría, un tanto culposa, es haber sobrevivido. Pero queda la bronca, por la interrupción de carreras nunca recuperadas, por jubilaciones magras que llegan por ese motivo, por secuelas físicas de algunos golpes, por secuelas psíquicas. Ver a esos viejitos, generales, comisarios, en el banquillo de los acusados, con sus caras de nonos buenos. Saber que fueron responsables de crímenes y que les caerán prisiones perpetuas, no es un consuelo. Está bien, aunque tarde, la justicia está llegando. Pero, todavía falta.
En la calle comentan que hay una legión de genocidas libres, que toman café al lado de la gente normal. Creen que nadie los recuerda, que nadie los registró. Y son responsables de desapariciones y muertes. Son los “botones” los delatores que estaban mimetizados en los medios de difusión, unos cuantos todavía andan por ahí, que cobraban muy buenos sueldos de la policía, del SIDE, por mandar al frente a compañeros, en la gran mayoría de las veces, con mentiras. El periodismo de los 70 era muy puro, muy idealista. Difícil que un escriba de aquellos años, de Mendoza cuento, militara en política, en religión, en alguna secta. No éramos simpatizantes ni del club de bochas del barrio. Los “ortivas” al lado de uno en las redacciones, a veces de novios con colegas de las que no se sabe si eran colaboracionistas o enamoradas, inventaban paparruchadas que luego les saltaban a los muchachos presos en los interrogatorios: “correo del ERP” como si al ERP con sus compartimentos estancos, con sus células que no se vinculaban entre sí, le hiciera falta un correo. También les endilgaban vinculación con los curas tercermundistas. O le apuntaban a las mujeres de esos colegas, con un infundio y por elevación o rebote les pegaban a ellos. Calladitos los “batilanas” insertos otrora en comunas, oficinas del gobierno, en gremios. También se los ve a veces haciendo de padres impolutos o de abuelos benéficos ¿Les llegará la hora? Hablan de cuadernos, todavía existentes, con el registro de sus cobranzas, era buena plata.
En la calle se dice que van a caer también los políticos corruptos. Es como si la Justicia hubiera despertado de un letargo. O escapado para siempre del manejo de jueces federales que cuando les denunciaban la desaparición de un ser humano y de elementos de valor de una casa respondían: “¿Usted se cree que esto es una oficina de objetos perdidos?” (juez Romano).
Pero la calle es una inspirada. Alberga sueños. Se comenta en los boliches que esos chorros, dueños de hoteles, estaciones de servicios, fincas, casas en barrio Bombal, en la Quinta, en ghetos privados, también serán sentados en las todavía calientes sillas de los genocidas ¿Será así?
La Quinta Pata, 16 – 01 – 11
El Liceo Militar General Espejo salió de las sombras. Habilitado como centro de detención el 24 de marzo de 1976 nunca se habló de ese lugar. Era como si no hubiera existido. Acaso por ser más liviano en el tratamiento a los presos ilegales que contenía, algunos calculan una cifra cercana a los 200 hombres de los más disímiles oficios y profesiones.
En los tribunales federales de Mendoza, de triste fama durante el proceso por ser funcionales a la dictadura genocida, se abrió un expediente en el que figuran declaraciones de algunos hombres que permanecieron encerrados en ese centro de enseñanza, que nunca dejó de funcionar como tal. A pocos metros de distancia estaban los cadetes de los “subversivos” Entre estos últimos se encontraban periodistas, en cautiverio por el único pecado de trabajar en los medios, gauchos traídos de fincas, un vendedor ambulante de huevos, políticos, concejales, gremialistas, en la jerga popular, una “carretalada de perejiles” Y estaba también acaso quien más sufrió por las injusticias que cayeron sobre él, Antonio Di Benedetto, luego derivado en un viaje con torturas y vejámenes a una cárcel en La Plata.
Acaso no sea yo, el autor de la nota, el más indicado para recordar al liceo. Padezco de pérdidas de memoria. Recuerdo cosas horribles, como cuando se abrió una puerta vieja, desvencijada, entraron varios uniformados trayendo a la rastra a un hombre joven, con el rostro deformado por los golpes que le habían propinado. No podía hablar, por la hinchazón de sus labios, ni tomar el agua que le ofrecíamos. Casi no se le veían los ojos muy en el fondo de su cara hinchada y de color morado, un solo gran hematoma. No se tenía en pie, lo sosteníamos. Nunca supe cómo se llamaba. Si vive o lo asesinaron. Si sobrevivió a esa paliza infernal de la que fue víctima. Se lo llevaron los mismos uniformados que lo trajeron. Para mí eso ocurrió en el Liceo. Otros testigos, Alberto Martínez Baca dice que fue en el Octavo Batallón, lugar en el que no recuerdo haber estado.
No solo yo padezco de esas lagunas. Ventura Pérez, hombre probo, secretario general del Sindicato de Prensa al que los militares entraron antes del golpe bajando la puerta con proyectiles de bazooka y llevándose para siempre todas las máquinas de escribir y las fichas con datos de los afiliados, el querido Ventura no recuerda a “Cebroide”.
En ese año nació en el zoológico mendocino un raro engendro hijo de una cebra y un burro. Muy feo el bicho. Raro. Rayas hasta la mitad del cuerpo, de atrás hacia adelante (cebra) y el resto, burro, idéntico al padre: hocicudo y fulero. Vivió poco pero aparecía a cada rato en diarios y TV. Así fue bautizado un hombre joven que llegó al Liceo insultando a los militares. Un rebelde absoluto. Desconocido. Cada vez que ingresaba de recorrida un uniformado de alta graduación con sus escoltas armadas, “Cebroide” lo increpaba duramente y le preguntaba “¿Por qué estoy yo acá? Decímelo vos. ¿Que se creen, que van a hacer conmigo lo que se les dé la gana? No señor. Dale, hablá?” No le respondían y, oh milagro, tampoco lo mataban. Los demás, aterrorizados por las reacciones que podía desatar “Cebroide” lo justificábamos diciendo “es un loco” Alguien dijo acaso la verdad: “Es un valiente, expresa lo que todos pensamos y nos quedamos callados. Es un valiente y nosotros unos cagones”
Ventura no recordaba al “Cebroide”. Uno de los más memoriosos de esos días, Alberto Martínez Baca, un pibe en el 74, sostiene “Cebroide entró al Octavo, nunca estuvo en el Liceo”. Un día no lo vimos más. En los años transcurridos de sus interpelaciones a cuanto oficial veía, muchos, nunca lo encontré por la calle. Dios quiera que estés vivo hermano “Cebroide” con tu enorme valor. Ventura lo archivó fuera de su memoria. No se sabe por qué.
Hay cientos de historias ocurridas en ese lugar de detención, verdaderamente “light” en su comparación con otros. Funcionó como lugar de paso. De ahí algunos salieron libres y otros fueron derivados a penales nacionales. Sería interesante saber qué aportan con sus declaraciones quienes figuran en ese nuevo expediente que se está formando. Hubo traslados a sitios donde éramos sometidos a interrogatorios que tenían todas las características de un preámbulo de fusilamiento: manos atadas detrás de la espalda, vendaje sobre los ojos y, encima una capucha. Luego venía un largo viaje caminando que uno suponía concluía en un paredón y con los proyectiles de FAL, armas que portaban los soldados que se llevaban a uno, surcándonos el pecho.
Algunos muchachos se negaban a comer y a levantarse. Había que animarlos. Otro orinó sangre tres días y sus noches por unos golpes recibidos en el momento de su detención. No faltaba el que pensaba que la liberación era inmediata, “No hemos hecho nada” aseveraban. Y los días se les hicieron cada vez más largos y duros.
Hoy la alegría, un tanto culposa, es haber sobrevivido. Pero queda la bronca, por la interrupción de carreras nunca recuperadas, por jubilaciones magras que llegan por ese motivo, por secuelas físicas de algunos golpes, por secuelas psíquicas. Ver a esos viejitos, generales, comisarios, en el banquillo de los acusados, con sus caras de nonos buenos. Saber que fueron responsables de crímenes y que les caerán prisiones perpetuas, no es un consuelo. Está bien, aunque tarde, la justicia está llegando. Pero, todavía falta.
En la calle comentan que hay una legión de genocidas libres, que toman café al lado de la gente normal. Creen que nadie los recuerda, que nadie los registró. Y son responsables de desapariciones y muertes. Son los “botones” los delatores que estaban mimetizados en los medios de difusión, unos cuantos todavía andan por ahí, que cobraban muy buenos sueldos de la policía, del SIDE, por mandar al frente a compañeros, en la gran mayoría de las veces, con mentiras. El periodismo de los 70 era muy puro, muy idealista. Difícil que un escriba de aquellos años, de Mendoza cuento, militara en política, en religión, en alguna secta. No éramos simpatizantes ni del club de bochas del barrio. Los “ortivas” al lado de uno en las redacciones, a veces de novios con colegas de las que no se sabe si eran colaboracionistas o enamoradas, inventaban paparruchadas que luego les saltaban a los muchachos presos en los interrogatorios: “correo del ERP” como si al ERP con sus compartimentos estancos, con sus células que no se vinculaban entre sí, le hiciera falta un correo. También les endilgaban vinculación con los curas tercermundistas. O le apuntaban a las mujeres de esos colegas, con un infundio y por elevación o rebote les pegaban a ellos. Calladitos los “batilanas” insertos otrora en comunas, oficinas del gobierno, en gremios. También se los ve a veces haciendo de padres impolutos o de abuelos benéficos ¿Les llegará la hora? Hablan de cuadernos, todavía existentes, con el registro de sus cobranzas, era buena plata.
En la calle se dice que van a caer también los políticos corruptos. Es como si la Justicia hubiera despertado de un letargo. O escapado para siempre del manejo de jueces federales que cuando les denunciaban la desaparición de un ser humano y de elementos de valor de una casa respondían: “¿Usted se cree que esto es una oficina de objetos perdidos?” (juez Romano).
Pero la calle es una inspirada. Alberga sueños. Se comenta en los boliches que esos chorros, dueños de hoteles, estaciones de servicios, fincas, casas en barrio Bombal, en la Quinta, en ghetos privados, también serán sentados en las todavía calientes sillas de los genocidas ¿Será así?
La Quinta Pata, 16 – 01 – 11
sábado, 8 de enero de 2011
PAGAR A LOS POBRES PARA REDUCIR LA POBREZA
Un muy interesante artículo publica Tina Rosenberg en un blog de opinión del New York Times. Traduje algunos párrafos del original en inglés:
“Hasta hace poco Brasil fue el país más desigual del mundo. Hoy, sin embargo, el nivel de la desigualdad económica está disminuyendo a un ritmo más rápido que el de casi cualquier otro país. Entre 2003 y 2009, la renta de los brasileños pobres ha crecido siete veces más que la renta de los brasileños ricos. La pobreza ha disminuido durante ese tiempo del 22 por ciento de la población a 7 por ciento.
Contrasta esto con los Estados Unidos, donde desde 1980 hasta 2005, más de cuatro quintas partes del aumento en los ingresos de los estadounidenses fueron a la parte superior del 1 por ciento de los asalariados. La productividad de los trabajadores estadounidenses de bajos y medianos ingresos aumentó, pero sus ingresos no lo hizo. Si las tendencias actuales continúan, los Estados Unidos pronto podrían ser más desiguales que Brasil.
Hay varios factores que contribuyen a la hazaña asombrosa de Brasil. Pero una parte importante de los logros de Brasil se debe a un único programa social que está transformando la forma en todo el mundo de ayudar a sus pobres.
El programa, llamado “Bolsa Familia” en Brasil, pasa por diferentes nombres en diferentes lugares. En México, donde comenzó a nivel nacional y ha sido igualmente exitosa en la reducción de la pobreza, es “Oportunidades”. La idea es dar pagos regulares a las familias pobres, en forma de efectivo o transferencias electrónicas en sus cuentas bancarias, si cumplen con ciertos requisitos. Los requisitos varían, pero muchos países emplean los utilizados por México: las familias deben mantener a sus hijos en la escuela e ir a chequeos médicos regulares, y la mamá tienen que asistir a talleres sobre temas como la nutrición o la prevención de enfermedades.
Bolsa Familia en la actualidad cubre cerca de 50 millones de brasileños, alrededor de una cuarta parte del país. Está claro que con Bolsa Familia se ha reducido la pobreza en Brasil. Pero la investigación también ha revelado recientemente su papel para permitir que el Brasil pueda reducir la desigualdad económica.
Brasil y México han tenido mucho éxito en reducir la pobreza, especialmente la pobreza extrema, y ha comenzado a cerrar la brecha de la desigualdad.
En el México de hoy, la desnutrición, anemia y retraso del crecimiento se han reducido, al igual que la incidencia de las enfermedades infantiles y de adultos. La mortalidad infantil se ha reducido. El uso de anticonceptivos en las zonas rurales ha aumentado y el embarazo en adolescentes ha disminuido. Pero los efectos más dramáticos son visibles en la educación. Los niños de Oportunidades, repiten menos grados y permanecer en la escuela por más tiempo. En las zonas rurales, el porcentaje de niños que ingresan a la escuela media ha aumentado un 42 por ciento.
Bolsa Familia está teniendo un impacto similar en Brasil.
Para los escépticos que creen que los programas sociales no funcionan en los países pobres y que la mayoría de lo que se gastó en ellos se lo roban, los programas de transferencia condicional de efectivo ofrecen una refutación convincente. Éstos son programas que ayudan a las personas que más necesitan ayuda, y lo hacen con muy pocos residuos, corrupción o interferencia política”
En Argentina se vive un proceso muy similar, que cuenta esta nota:
“Con 4,5 millones de niños cubiertos, la implementación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) estaría logrando los objetivos que se había trazado en un principio el gobierno nacional, de reducción drástica de la indigencia, cuya tasa cayó más del 50%.
Según el informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), elaborado a fines del año pasado en base a la información oficial del tercer trimestre de 2010, “el impacto de la AUH resulta mucho más significativo al evaluar la reducción que experimentaría la indigencia, la cual pasaría del 6,6% de la población al 3,2% tras la ampliación del régimen. La disminución a poco más de la mitad de la incidencia de la indigencia en la población, permitirá que abandonen dicha condición 1,4 millones de personas”.
En el caso de la pobreza, la tasa cayó en un 13%, llevando el porcentaje de población bajo esa línea desde el 24,8% al momento de la implementación de la AUH, al 21,6% a fines de 2010. Aunque la reducción de la tasa es limitada, debe tenerse en cuenta que se trataría del abandono de la situación de pobreza de más de 1,3 millones de personas. Entre los niños y adolescentes, la incidencia de la pobreza se reduciría de 37,5% al 31,7%. La mayor incidencia de la pobreza en los hogares que incluyen menores de edad entre sus miembros muestra lo acertada que fue la decisión de crear la AUH”.
Algo parecido comienza a observarse en la distribución de la riqueza:
“Por primera vez desde la recuperación de la democracia, la economía argentina logró revertir la tendencia histórica a la concentración en la distribución del ingreso inaugurada con la dictadura militar de 1976, encaminándose hacia los niveles existentes previos al golpe militar que le arrebató el poder al peronismo.
De acuerdo a datos oficiales, el 10% de las familias de menores recursos recibieron en el tercer trimestre de 2010 ingresos que son, en promedio, casi 17 veces menores a los del 10% de los hogares más ricos.
Esa misma brecha era de 12 veces en el año 1975, y tras la hecatombe que sobrevino a la salida de la Convertibilidad alcanzó su pico máximo de desigualdad: 32 veces.
Aunque los expertos reconocen que todavía persisten niveles altos de desigualdad en la distribución de la riqueza que genera el país, desde el tercer trimestre de 2003 se inauguró un ciclo económico que permitió un cambio de patrón en el comportamiento de los indicadores sociales ligados a la equidad distributiva”
Post del blog de Aldo Ulises Jarma
miércoles, 29 de diciembre de 2010
lunes, 27 de diciembre de 2010
EL BALDIO
Sergio Peralta
*
"Los pueblos son grandes, no por el tamaño de su territorio, ni por el número de sus habitantes. Ellos son grandes, cuando sus hombres tienen conciencia cívica y fuerza moral suficiente, que los haga dignos de civilización y cultura."
Víctor Hugo
La década del noventa le dejó a la sociedad argentina un baldío, un terreno arrasado, pero este del que escribo existe en la memoria, en el inconsciente. Terreno baldío que persiste en la memoria de la sociedad argentina. No se puede explicar que el corte hecho por los gauchipolíticos del campo haya sido visto por la sociedad como un justo reclamo, aún a costa del desabastecimiento, el entorpecimiento de la circulación que garantiza la Constitución, las muestras de patoterismo y extorsión. Los mierdos (no es un error de tipeo) de comunicación mostraban a glamorosas señoras envueltas en la bandera nacional a modo de poncho patriotero, los dueños del campo aparecían disfrazados de gauchos, eso sí, con “pilchas” que solo se consiguen en lugares elegantes.
Esa ocupación producida por la partidocracia pampeana fue bien vista por la clase cholula (grupo de referencia diría Don Jauretche), “of course” estaban en su derecho, si hasta las rutas que cortaban atravesaban las miles de hectáreas que poseen.
La otra cara es la ocupación, por “negros de mierda”, que encima son emigrados en casi su totalidad, de los predios que la municipalidad de la Capital Federal des-ocupa. Es impensable que reclamen por un pedazo de tierra, víctimas de la explotación del que más tiene y de los que aspiran a tener más a costa de cualquier cosa, son la feta finita del sánguche de pan duro. Y como no puede ser de otro modo los mierdos de comunicación fogueando todo.
Estos baldíos son como dameros en un juego de ajedrez imaginario en donde un rey cabezón que pretendía darle jaque mate a la reina, ayudado por un alfil medio tontón con rasgos de xenofobia y un grupo de peones pagados mostraron la miseria humana. Tiene razón lector/a, si piensa que en el ajedrez, muerto el rey se acabó la partida. Afortunadamente los que piensan en esto como un juego reinventado en la Argentina, se encontraron con una estadista en el lugar de una reina. Estas son elegidas por la gracia de Dios y la herencia de sangre. A nuestra presidenta la eligió el voto popular y ha honrado esa decisión llevando adelante un gobierno que sigue capeando el temporal económico mundial más fuerte del que se tiene noticia, haciendo crecer la economía con viento en contra y con un proceso de redistribución como algunos imaginaron y no se animaron a poner en marcha. Falta mucho por hacer, seguramente, pero la marcha recién comienza, paciencia.
Decía que la década del noventa le dejó a la sociedad un terreno baldío en la memoria, algunos estúpidos se hartan de que se les recuerden las cosas, inventaron diarios y los llenaron de noticias, cuando era progresista hacerlo, apoyaron golpes de estado y robos de bebés, festejaron las privatizaciones y festejan cada 4 de julio el día de la independencia, mostraron y muestran el llanto de los sin techo con un primer plano de mocos y cara sucia. Son los que se sienten irreverentes, alguien dijo que no es irreverente el que se tira un pedo en un velorio y estos tipos tienen aliento con olor a excrementos.
*Los Barriales
sábado, 25 de diciembre de 2010
CIRCO PARA EL PUEBLO
M. Luz Gómez
Circo para el pueblo. Así se animan a catalogar algunos la política económica social que se expresa concretamente, y entre otras cosas, en la Asignación Universal por Hijo. Propuesta que si bien se presenta como la más aceptada en el país (y para comprobar esto pueden consultarse diversas y varias fuentes), tiene sus detractores, movilizadores de ideas que incentivan la violencia social encarada en la lucha contra el pobre (no la pobreza) y que fácilmente encuentran voz en algunos grupos que ingenuamente (y no tanto) las enarbolan y promueven.
La desmitificación de algunas de estas ideas puede ser clave en este debate. La primera de estas es la falaz dicotomía trabajador vs. pobre vago, sustentada en la creencia tan arraigada de que el pobre está acostumbrado a que le den, cosa que equivale a pensar que el pobre es pobre porque quiere. Esta idea no solo es una forma bastante (perdone el lector) estúpida e ingenua de analizar la pobreza sino también de lo más cruel y morbosa. ¿Realmente puede considerarse que una persona que ha nacido, crecido, vivido en las más precarias e injustas condiciones no quiera abandonar ese estado para satisfacer dignamente no solo sus necesidades sino también las de su familia? ¿Que le resulten cómodo y agradable el hambre, la insalubridad, la ignominia? ¿Que lucre con su necesidad y la de sus hijos (si a recibir 220 pesos, cuando algún gobierno lo pone en su política, se le puede llamar lucrar comparado con los grandes negocios verdaderamente “lucrativos” que los menos pobres y más ricos realizan)? No, no resulta creíble.
Entiéndase: no se elige ser pobre, acá se nace pobre y las condiciones socioeconómicas que implica la pobreza acarrean una exclusión macabra de la cual los niños son las principales víctimas ya que no solo maman el rechazo y repudio de la sociedad sino que se proyectan en él. Romper ese círculo vicioso parece ser hoy “tarea” del estado y en este punto radica la crisis de responsabilidad social. Se reclama por un estado que se haga cargo de la situación, genere empleos, disminuya la pobreza, etc. Pero ¿se entiende quién es el estado? Lo es usted, nosotros, todos… por lo que no es desatinado que una política económico-social como la AUH encuentre sus recursos financieros en el estado, puntualmente en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
Y esto nos da pie para desmitificar una segunda idea, aquella que promueve el temor a que se malgasten los fondos de la ANSES; temor basado en el desconocimiento frente a lo cual solo caben explicaciones.
El FGS de la ANSES está formado por los recursos que integraban las cuentas de capitalización individual de los afiliados y beneficiarios al Régimen de Capitalización Individual. Estos recursos se invierten en la economía real para aumentar la producción de bienes y servicios (para lo cual se necesita mano de obra, es decir, trabajadores) y efectivizar la demanda de productos (consumo) generando un aumento en la actividad económica que directamente implica recaudación fiscal. De esta recaudación, se destina un porcentaje al Sistema Previsional Argentino y otro a la reinversión por medio del FGS, dando seguridad no solo a los trabajadores que aportan sino también aumentando el número de estos a través de nuevos puestos de trabajo en blanco. La AUH “es” una de estas tantas inversiones, puntualmente una inversión social en el presente para el futuro… Por lo cual no hay pérdidas sino ganancias…las últimas cifras lo indican.
Ahora bien, siguiendo la lógica de este modelo, ¿le sigue pareciendo injusto y deshonesto que se utilicen estos fondos, nuestros fondos (no los previsionales sino los del FGS), de una manera “virtuosa” (es decir, sin pérdidas ni robo ni disminución de ninguna recaudación, menos aún la de su jubilación) para que se asegure que un niño hoy vaya a la escuela, se alimente y se cuide su salud con la intención de que mañana sea un trabajador? Piense bien, ¿es tan vergonzoso e irritante que se le den 220 pesos a un padre o madre desocupado/a que, aunque todavía le cueste aceptar, no es culpable de su condición sociohistórica y menos aún de la de sus hijos?
Última desmitificación: indignante es saber que con nuestros fondos, los de nosotros los trabajadores, se han pagado y se están pagando las grandes jubilaciones, pensiones y cuantos – ones de privilegios existan, de los más grandes y verdaderos ladrones, vagos y corruptos de nuestra historia. Lo que montan para que no nos percatemos de esto, y no a la Asignación Universal por Hijo, es a lo que nosotros llamamos “circo”.
Río de Palabras
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